
Reenganche desde la Intervención Educativa
El absentismo escolar no es solo una falta de asistencia: es un síntoma de una desconexión profunda entre el sistema educativo y las necesidades reales de muchos adolescentes. Este fenómeno, especialmente prevalente en contextos de vulnerabilidad social, no puede ser abordado únicamente desde la sanción o el control. Requiere enfoques pedagógicos innovadores, humanos y personalizados.
¿Por qué los jóvenes dejan de ir al aula?
Según un estudio realizado por la Universitat de València, el 4,56% del alumnado en la Comunitat Valenciana puede considerarse absentista, con un 2,63% acumulando más de un 25% de ausencias injustificadas. Estas cifras, alarmantes, aumentan considerablemente en zonas con altas tasas de pobreza y familias en riesgo de exclusión social.
Las causas son múltiples y complejas:
- Ambientes familiares desestructurados o con carencias afectivas.
- Experiencias negativas previas en la escuela (rechazo, fracaso, desmotivación).
- Falta de referentes positivos en el entorno cercano.
- Sentimiento de inutilidad del aprendizaje formal.
- Problemas de salud mental o emocional no atendidos.
Desde el punto de vista de la intervención social y educativa, el absentismo no puede verse como un acto de rebeldía deliberada, sino como una expresión de desajuste entre el entorno del joven y el sistema institucional.

El proyecto Mochila Digital como respuesta
El programa “Mochila Digital” ejemplifica una forma creativa y empática de combatir el absentismo. Frente a la imposición de asistir a clase, este proyecto propone crear un espacio atractivo, tecnológico y útil, donde el aprendizaje sea significativo y esté adaptado al ritmo de cada joven.
A través de actividades que combinan TIC, reflexión personal, diseño gráfico y orientación profesional, el proyecto consigue tres objetivos clave:
Reintroducir hábitos de asistencia. El formato grupal, las tareas prácticas y el acompañamiento constante permiten que poco a poco recuperen rutinas de asistencia, escucha, compromiso y cooperación.
1.Restablecer el vínculo educativo. Los jóvenes vuelven al “aula” no por obligación, sino porque sienten que tienen algo que aportar.
2.Darles sentido de pertenencia. La aplicación móvil creada por ellos les convierte en protagonistas, y no en meros usuarios pasivos.
3.Reintroducir hábitos de asistencia. El formato grupal, las tareas prácticas y el acompañamiento constante permiten que poco a poco recuperen rutinas de asistencia, escucha, compromiso y cooperación.