Evaluar para Acompañar

En los procesos de intervención educativa, la palabra “evaluación” suele generar miedo, resistencia o incluso rechazo. Muchos alumnos, especialmente aquellos con trayectorias difíciles, asocian la evaluación con el juicio, el castigo o la humillación. Pero la evaluación no tiene por qué ser eso. Bien utilizada, es una oportunidad para reconocer avances, detectar dificultades y celebrar procesos.

Tres momentos clave de evaluación: antes, durante y después

En Mochila Digital, se plantean tres fases evaluativas que pueden ser replicadas fácilmente en otros proyectos educativos:

1. Evaluación Inicial (diagnóstica)

Se realiza en las primeras sesiones para identificar el nivel de habilidades digitales, actitudes frente al aprendizaje, nivel de compromiso y dinámica interpersonal.

  • Herramienta recomendada: ficha de observación con indicadores sencillos (uso del ordenador, atención sostenida, actitud colaborativa).
  • Objetivo: ajustar las actividades al grupo real, no al ideal.

2. Evaluación en Proceso (formativa)

Es continua. Se observa el comportamiento, la participación, la evolución en la expresión oral y escrita, el respeto por normas y la implicación en actividades.

  • Herramienta recomendada: tabla de seguimiento con observaciones cualitativas semanales.
  • Objetivo: intervenir a tiempo si algo no funciona y adaptar metodologías.

3. Evaluación Final (sumativa y reflexiva)

Al finalizar el proyecto, se recogen los aprendizajes logrados, se comparan con el punto de partida y se da la palabra al participante para que valore su propia experiencia.

  • Herramientas recomendadas:
    • Rúbrica comparativa antes/después.
    • Cuestionario de autoevaluación.
    • Entrevistas personales o grupos de discusión.
  • Objetivo: visibilizar el cambio, aunque sea pequeño. Reforzar la autoestima y cerrar el proceso con sentido.